Por Puerto Solar Calvo, Jurista del Cuerpo Superior Técnico de Instituciones Penitenciarias.
En estos tiempos rápidos, falsamente intensos, conviene detenerse un momento para leer a Byung-Chul Han. Sus libros La Sociedad Cansada, La Expulsión de lo Distinto y Psicopolítica, son una certera radiografía del mundo en el que vivimos y los cambios que se han producido entre la era puramente industrial y la nuestra que el autor denomina postindustrial, neoliberal y radicalmente capitalista. El ser humano deja de ser humano para convertirse en agente de alto rendimiento no disciplinado, en un proyecto de sí mismo. Yo no soy lo que soy, soy lo que puedo llegar a ser, y, como parece que todo se puede, como el mantra social es el de no hay barreras, me esfuerzo de forma titánica en convertirme en lo más próximo a ese ideal que entre yo y mis alrededores hemos fabricado. Alrededores tan importantes como la familia, la escuela, la publicidad y la dinámica de la sociedad de consumo que nos convierte en eso mismo que dice vendernos: productos consumibles que nosotros mismos fabricamos.
En este contexto situamos esta reflexión. Profesionalmente, somos muy capaces de dejar de hacer el trabajo que nos gusta por crecer hacia arriba, sólo hacia arriba. No se entiende el crecimiento horizontal. No existe a pesar de su necesidad. El drama consiste no sólo en el potencial que en esa carrera hacia el infinito se pierde, sino además en que, situados arriba, el objetivo y fin último es mantenerse en el puesto logrado, sin que la vuelta hacia el puesto anterior pueda ser entendida en términos de ganancia personal e incluso profesional. Seguir leyendo